Llegó el día D, hora «O». Lo que se dice vulgarmente «un lavado de cara«, un cambio de imagen o reformas de verano.

La cuestión es que Yin-yin se ha gastado los yuanes españoles, invierte en su futuro. Lo demás es superfluo, pasajero. Invirtiendo cada cual como le dicta su forma de pensar. Ni es bueno ni malo.

Los «hacedores» del cambio, que no milagro, no es que se hayan dado mucha prisa, va en su forma de ser, tampoco es para reprochárselo, pero es así. Hasta la tercera semana no se veía algún cambio apreciable, algo diferente. O puedes poner la versión española de «las cosas de palacio, van despacio». Pero al final, todo llega.

Y aquí el auténtico equipo-A

Espero pasar buenos ratos ahí, cuando se está «a gusto», ¿Para qué cambiar?

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