Loco, loco por convertir España en un estado soviètico, que ni el mismo Lenin se creerìa. Loco, loquito por que le llamen en el recreo para jugar con sus amiguitos de Maracaibo o del bollo coreano. No se si lo recibirán en el caribe.
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El líder de Podemos quiere sentarse a hablar con Pedro Sánchez, pero, según ha indicado, el socialista no tiene ningún interés.