Hoy el capítulo es para la retornada al nido.
¿Cómo será la vida entre pollos que extraña su antiguo rancho? Fácil no debe ser. Pero lo mejor es que los que la conocían la hechan de menos, se acuerdan de la criatura. Aunque lo de hoy es algo excepcional, sirve para darse cuenta de la dificultad de los diferentes «metiers», y quien sirve para uno y para otros.
Lo mejor es que no deja de saludar a los paseantes y demás visitantes ocasionales, sombras, cuerpos presentes, y demás «sombras de Greis» que aparecen por el entorno. Hasta hay algunos que le piden una foto.
Hay pocas así que puedas conocer a lo largo de los años, que vayas con gusto a trabajar, a ver a compañeras, y demás gentuza, porque por aquí pasa de todo, y no todos son aceptables. Hasta los seguidores de los Simpson, familia completa, le saludan.
Bueno, ¡Que vienen los gendarmes locales también! La noticia a «rulado» como… mejor cambio de tema, y continuo con el segundo «Caffe-latte» sandrero. Que no se si levantarían a los «deceduti», pero sientan bien al cuerpo serrano de buena mañana.
Aunque haya vuelto, los ecos de los problemas ajenos se oyen como en el cañon «del Colorados». Colorado me pongo solo de oírlos, y la suerte de poder escribirlo. Y poder verlos una y otra vez, con sus mismas manías. Entran y salen como si tuvieran el turno cogido, el número para poder entrar y meter otra vez el pile-up en todo su esplendor.
Creo que no debía haber cambiado, pero tampoco conozco el otro rancho pollero. Rancho que sería un pesar, una pesadilla para los niños que creen que las pechugas de pollo salen ya en la bandeja etiquetada. Pero si se acostumbra a la zona de pechugas (no las suyas) deshuesadas, mejor sueldo y horario, no todo es «la vie en rose».
Prepara el final del capítulo. Hacía tiempo, diría meses, que nadie me abrazaba de la forma que lo ha hecho, un saludo que le ha salido así de espontáneo, y como decía «El neng de Castefa», con sentimiento, nada de fingir. Como que a punto de echar la lágrima tonta, parece una tontería, pero de vez en cuando se agradecen unos abrazos así.
.A continuación viene el «día de después» , el «momento bajón», el «momento polvorón», que se va soplando. Pasarlo bien, que es de obligación para los que muestran una familia, un ambiente que no he conocido. Para ti la vida, me quedo en la ofuscación, en el segundo o tercer plano. Con mi dolor de cabeza tensional, mis cierres a los inútiles del monte y almuerzos, que no solo no aprendes nada de ello, sino que a veces llegan hasta la humillación, a la pesadez, al «siempre lo mismo», imposibles de aguantar hoy mismo. Prefiero verlas barrer o recoger las mesas, es más entretenido, te hablan cuando lo necesitan.
Mejor no tener noticias de los de allí arriba, más tranquilo. Fuera del rebaño. Al final, aún tendrá razón aquel que desapareció un 27 de Julio, que mejor conocerlos a partir de los que estén de 1000 km en adelante. Los buenos de la zona no salen de la madriguera, no se ven fuera de la BBC (Bodas, bautizos o comuniones).
Yayo