En las primeras horas del día empiezan a llegar la caterva de mensajes de buenos augurios de conocidos y algún extraño.
Mensajes “de quedar bien”, de enviar por enviar que es gratis, que ya si eso de escribir en papel es de pobres. Y encima hay que enviarlo por Correo, y cuesta dinero. Y el poco dinero que hay es para vicios variados. Que no falte todo tipo de “alpistes” y demás sustancias prohibidas que no se ven…en directo.
Aparte los hay que aprovechan para llenar el buche, “by the face” como es de rigor.
Menos portarse bien, el resto es superfluo.
Así que hay que comer por comer, como mañana también, hasta reventar hipotéticamente, alcoholizados hasta las trancas y deseando pensamientos que en otra época del año ni siquiera se hubieran ocurrido al más templado, y cuerdo, de los mortales, orcos incluidos. Van apareciendo los mejores peinados, aunque sea una vez al año, todo fachada, nada de sustancia detrás. No la vejez da más sabiduría, sino más años. Más de dos, no llegan de pie al final del día, ni lavándose dos veces, dada la cantidad de mugre que los mantiene de pie.
Pero como hoy se permite casi todo, hasta hay que darle la razón a los “ea5tens-raó“, todo está permitido incluso mezclando distintos sistemas operativos.
Cambiando a la zona de trolos, se vislumbra una conspiración rojo-masónica para la escisión del padre principal, de la casa que les dio vida radiofónica, a una propia, a una zona de rojo confort, en donde a más de uno ya se le conocía y a un par se les ha visto el plumero, el pie del cual cojean, y al arrimarse a ciertos elementos ya se han destapado, es de ir, han elegido bando.
En estos largos días sin fin, se hacen notar los que “todo lo saben”. Los grandes “libros gordos de petete “ a los que no se les puede discutir, ni opinar, menos llevarles la contraria, en ningún tema de los que aborden. Incluyen, de vez en cuando, sentencias y refranes, bueno, casi siempre.
Faltan festejarlo todo con las altas dirigencias del local. Dejando aparte si está bien o mal, siempre hay que darles la razón, inculcando extrañas ideas, infusas, y faltas de conciencia, de racionalidad, de sentido, en lo que escuchan los pequeños infantes, que no tienen idea de lo que se les está hablando.
En definitiva, por el momento, hay que aguantar a los “sentenciadores”, y escuchar y callar, al mismo tiempo. No desperdiciar palabras con quien no vale la pena, o no puedes aprender nada.
Menudo capítulo que está quedando, a base de escuchar, oír y callar.
Pero no paran de entrar y salir del local y de la mercasecta con los diferentes uniformes acordes con la fecha. Disfrazarse va siendo algo habitual en esta época, para lo que sea. N’importe quoi!
Hay que poner cara de felicidad, sea como sea. Da igual como te encuentres por dentro. Es de obligado cumplimiento el presentar, cara al exterior, el careto de felicidad oficial. Da igual que vayas de bocadillo o de plato caliente, la cuestión es sonreír, y felicitar para quedar bien. Asín es.
Hoy se pondrán las botas “las pedidoras” oficiales, y demás pedidores en las puertas de locales grandes exhibiendo muñones y despeinadas cabezas mostrando la pobreza aparente. Llenando de meadas los urinarios de los bares y garitos aledaños, cercanos. Hasta el vendedor de calendarios de santos no para y hace la semana. No hay tiempo que perder. ¡Menudos análisis de sustancias tendría un gran laboratorio! Sustancias que dormirían o pondrían poner a alucinar al más templado de los reyes magos.
Volviendo a la cruda realidad, hay que llenar el depósito estomacal con cualquier sustancia comestible, y líquida sin demasiadas sustancias isotrópicas de graduación superable. No importa como acabes el día, hay que acabarlo y a dormir “la mona”.
Gran día para grandes compras de ilusión y fantasía, gastándose los “leeros” como si no hubiera final, sin fin.
Todo tipo de seres inmundos pululan por las avenidas. Compras de a más no poder, las VISAS no paran de hechar humo, ya no se les ven ni los dígitos. Sin final, sin miedo a la cuesta ni de enero ni febrero. Todo por la pasta, pero gastándosela.
Así que esto es lo que hay un día como hoy con ganas que acabe hasta mañana, despertad ya pasada la resaca de fiestas obligadas.
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Yayo