Como dice la canción del grupo músico-vocal Rammstein, es una despedida del lugar donde te enseñan a entender a los que no son de este pueblo.
Es un fin de etapa, de ciclo o de vida. Siempre entre buena gente que te hace aprender hasta en los peores momentos. Entre Catalina y Amparín he pasado 8 años bastante bien, hasta que la cabeza ya no funciona como años anteriores. Hay que saber, como bien se dice «saber retirarse a tiempo», en este caso es la salud. Estos últimos meses
Se aprende bien, hasta tenerlo como una 2ª casa, donde entras sin llamar, no lo necesitas. Y al no ser muy grande ni muy poblada, todo está «a la mano» y ni hay muchos embotellamientos de gente, se está bien. Se conoce a todo tipo de gente, una que te parece normal y con la que entablas amistad, otra que va a lo suyo, y te ignora. No he encontrado a nadie problemático. De esta que iba a lo suyo, habían unos cuentos el curso pasado, ni te miraban, como si solo existieran ellos mismos y ya entradit@s en edad. La mezcla de neuronas da unos caracteres muy curiosos.
En resumen, bien. Fin de esta etapa.